miércoles, 28 de febrero de 2007

Charles Manson: cuándo el diablo se mudó a Hollywood





Todo el mundo conoce a un cantante cuyo estilo musical se ha denominado alternative metal y que escogió el nombre artístico de Marilyn Manson. Todo el mundo sabe que escogió el nombre por el famoso icono sexual de los cincuenta Marilyn Monroe, aquella rubia sensual y atormentada que merecería una entrada aparte (me lo apunto para otro día). Pero, ¿qué hay del apellido? Poca gente sabe que escogió el apellido Manson por un hombre que el 9 de agosto de 1969 horrorizó al mundo entero por la matanza que mandó perpetrar en Hollywood.

Pero para contar una historia, lo mejor será empezar por el principio. Manson nació el 12 de noviembre de 1934 en Cincinatti, Ohio. Su madre, Kathleen Maddox, era una joven enamoradiza, agresiva y aficionada a la bebida que a los quince años se marchó de casa huyendo de la estricta severidad religiosa y moral de sus padres, los sufridos Charles y Nancy Maddox, que nunca dejaron de pasarlo mal por las locuras de sus hijos Kathleen y Charles Marshall. Charles Milles Manson, el protagonista de nuestra historia, nació cuando su madre tenía 16 años, fruto de la relación esporádica de ésta con un tal coronel Scott a quien Manson nunca conocería. El apellido se lo dio William Manson, un hombre varios años mayor que Kathleen con quien ésta se casó poco después del nacimiento de su hijo y de quien se divorciaría muy poco después.

Así, Charles Manson, más conocido como Charlie, creció en un ambiente poco propicio al correcto desarrollo de la mentalidad de un niño. Sin figura paterna y con una madre alcohólica que cambiaba constantemente de apartamento, ciudad y compañero de cama, Charlie nunca conoció un hogar estable. Años después, hablando sobre Kathleen, Manson diría: “Mi madre fue simplemente una hippy de los años treinta. Se largó de casa por las mismas razones que los chicos de mi familia. Me gustaba mi madre; yo la quería.” Sin embargo, en 1940, Kathleen y su hermano Charles Marshall fueron encarcelados por atracar una gasolinera y Charlie pasó al cuidado de una tía, Nancy Marie. En 1942 Kathleen salió de la cárcel y los siguientes cinco años fueron felices para ambos a pesar de la inestabilidad de sus vidas. Cuando en 1947 Kathleen encontró a un hombre dispuesto a casarse con ella con la condición de no tener que ocuparse de Charlie, ni corta ni perezosa ésta llevó a Charlie a un hospicio donde el joven de 12 años pasaba los días rezando y llorando. Huyó del hospicio con la firme convicción de que Kathleen lo aceptaría, pero ésta lo entregó de nuevo al día siguiente. Debido a otros intentos de huida, Charlie fue internado en un albergue para casos difíciles donde los vigilantes le propinaron fuertes palizas, los chicos mayores le violaron y se acostumbró a devolver los golpes. Cuando se escapaba, aprendía a vivir en la calle del robo de coches y atracos de pequeña envergadura hasta que volvían a encerrarle en un centro.

Así pasó toda su adolescencia: en distintos correccionales y albergues o en la calle robando y malviviendo. A los 18 años comenzó a corregirse y leía libros a la vez que mejoraba su conducta. Con 19 años, en mayo de 1954, quedó en libertad condicional y se fue a vivir con su madre. Era un joven muy atractivo y por ésta época tuvo numerosas experiencias sexuales tanto con hombres como con mujeres. Consiguió su primer puesto de trabajo como amontonador de estiércol en un hipódromo y el 17 de enero de 1955, con 20 años, se casó con Rosalie Willis, una camarera de 17 a la que había dejado embarazada. Aunque eran felices, Charlie volvió a ser detenido por robar un coche e ingresó de nuevo en prisión. Su hijo, Charles Milles Manson, Jr., nació el 15 de julio y aunque Rosalie le visitaba con el niño al principio, pronto decidió abandonarle y jamás volvió a verlos. En 1958 fue liberado y trató de ganarse la vida como proxeneta y prostituto, comenzando una nueva etapa de constantes detenciones y liberaciones. En septiembre del 59 se casó de nuevo, ésta vez con una belleza de 23 años llamada Candy Stevens y conocida como Leona. En 1960, cuando Manson fue condenado a diez años de cárcel por falsificar un cheque de 37,50 dólares, Leona lo abandonó y solicitó el divorcio, a pesar de que en octubre le dio un nuevo hijo, Charles Luther Manson, a quien Manson apenas conoció.

En este periodo en el presidio insular de Terminal Islands, cerca de Los Ángeles, Manson aprendió a tocar la guitarra y a componer música. Además, leyó ávidamente la Biblia, y libros sobre cienciología, hipnosis, psicología e hinduismo. Salió de la cárcel en julio de 1967, justo en el “verano del amor”, y se había convertido en un hombre muy atractivo que conocía perfectamente el arte de manipular a los demás. En pleno apogeo hippy, Manson comprueba como el lema “haz el amor y no la guerra” corre de boca en boca y como las chicas dejan de usar sujetador mientras todo el mundo fuma porros. El ex recluso de Terminal Islands comienza a escuchar a los Beatles, los Beach Boys, los Grateful Dead, Jefferson Airplane, Janis Joplin o The Doors, que se contaban entre sus favoritos. Alucinado por el cambio, se une a los hippies de San Francisco, adaptándose a todos los grupos.

En 1968 consigue convencer a una activista ecológica de 23 años que trabaja como bibliotecaria, Mary Brunner, para que lo acoja en su casa. Bajo el lema “nadie pertenece a nadie; el amor es universal”, Manson convence a Mary para que juntos acojan a Darlene, una joven de 16 años a la que Manson ha recogido en la calle y pronto se establecen en triángulo amoroso. En abril de 1968, Mary Brunner dará a Manson su tercer y último hijo conocido, Valentine Michael Manson. Cuando Manson comienza a dominar su carismática oratoria, decide que ha llegado el momento de cambiar de aires y se lanza a recorrer California con Mary, Darlene, y el pequeño Valentine en un viejo autobús a visitar comunas y captar nuevos acólitos. Pronto juntaron a bordo a quince chicas, dos de ellas de 14 años, y a cinco chicos, con quienes llevaron a cabo experimentos con drogas y orgías sexuales.

Millonarios, músicos y estrellas de Hollywood se sintieron terriblemente atraídos por el estilo de vida de los habitantes del autobús y por las jovencitas ávidas de aventuras que formaban parte de la Familia Manson y les abrieron las puertas de sus mansiones. Dennis Wilson, batería de los Beach Boys, los alojó varias veces en su casa y fue muy amigo de Manson. Incluso llegó a rumorearse que Cary Grant se divertía de lo lindo con un nuevo amante hippy llamado Charlie Manson.

Sería el mencionado Dennis Wilson, sin saberlo, el que desencadenaría la tragedia de agosto del 69. A Wilson le gustaban las canciones folk-rock de Manson y le presentó a Terry Melcher, hijo de Doris Day, que vivía en una bonita casa en las colinas de Hollywood que estaba al final de una empinada calle sin salida, Cielo Drive, 10500. Allí acude Manson para pedir insistentemente al productor Melcher que le firme un contrato, pero éste le da cargas. Cuando poco después, en el álbum 20/20 de los Beach Boys aparece la canción Never learn not to love firmada por Dennis Wilson cuando era un calco de una canción de Manson, éste estalló de ira. Comienza a odiar a las estrellas del momento, pues se aprovechan del talento de los demás y de su esfuerzo por forjarse una carrera.
En el verano de 1969, la Familia reside en el rancho Spahn, y sigue unida a través de las fiestas sexuales, la música y las drogas. Debido a la penuria económica que atraviesan, Manson y los chicos salen frecuentemente a robar coches o a hacer pequeños encargos a antiguos compañeros de cárcel de Manson. Será en esta época, a través de dos incidentes, cuando la Familia comience a tener problemas con la justicia y cuando empieza la espiral de violencia que desembocará en los asesinatos Tate-LaBianca.

El primero de los incidentes es una disputa por un alijo de marihuana que mantienen Tex Watson, uno de los acólitos de Manson, con un negro. La disputa acabará con Manson disparando al hombre y temiendo, desde ese momento, una venganza de negros radicales. El otro incidente también será provocado por un acólito de Manson: Bobby Beausoleil, de 25 años. Bobby discute con el profesor de música y traficante de mescalina Gary Hinman por un asunto de dinero. Días después Manson, Beausoleil y Susan Atkins, una de las más fieles seguidoras de Manson, se presentan en casa de Hinman a pedirle dinero. Como éste se niega, Manson le corta una oreja y se marcha del lugar, diciéndole a sus seguidores que “hagan con él lo que quieran”. Lo mantendrán secuestrado dos días, sometido a todo tipo de torturas, antes de matarlo a puñaladas. Poco después, Beausoleil será detenido conduciendo el coche de Hinman, pero la policía no relacionará este asesinato con la familia. El ambiente en la Familia es cada vez más tenso, cuando Shorty Shea, un empleado del rancho Spahn, amenaza con contar al dueño a qué se dedican los moradores. Por ello será asesinado, cortado en pedazos y enterrado en el desierto cercano al rancho.

La Familia necesita un nuevo escondite y lo encuentran en el rancho Baker, a las afueras de Los Ángeles, en el Valle de la Muerte. Allí viven convencidos de las teorías de un Manson cada vez más carismático y más enloquecido que mezcla citas de la Biblia con canciones de los Beatles aderezadas con odio racial y terrorismo ecológico. Convencido de que el Apocalipsis está cercano, Manson inventa la teoría de que el álbum White Album, de los Beatles, era un mensaje enviado a él. Para él todo está claro: la canción Revolution nº9 no es sino un símbolo de la novena revelación del Apocalipsis, y él, “el hijo del hombre”, que es lo que significa Manson en inglés, es uno de los cinco ángeles del Apocalipsis. Los otros cuatro son, claro está, los Beatles. Pero Revolution nº9 no es el único mensaje para Manson y sus acólitos, también están Piggies, que en su delirio hace alusión a la gente rica y a las otras razas; y Helter Skelter, que se convierte en el símbolo del caos. Manson y la Familia creen que el fin del mundo llegará con la violenta guerra que llevarán a cabo los negros. Éstos destruirán a los blancos exceptuando a la Familia, que se esconderá en una ciudad subterránea en el Valle de la Muerte de donde resurgirá para hacerse con el poder blanco y exterminar a los negros.

Pero las teorías de Manson no acaban de funcionar, pues los negros no se lanzan a la batalla. Por ello habrá que empezar la guerra desde dentro, habrá que enseñar a los negros a hacer la guerra. “En realidad”, dice Manson, “no importa el nombre de la víctima: solamente se trata de matar a un cerdo millonario”.

Así, la tarde del viernes 8 de agosto de 1969, Charles Manson envía a tres de sus chicas más leales, Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Linda Kasabian; y a su chico favorito, Tex Watson, a la casa de 10500 Cielo Drive. Sabe que Terry Melcher ya no vive allí, pero viven alquilados ese verano el director polaco Roman Polansky y su joven esposa la actriz Sharon Tate, unos “cerdos millonarios”, así que, qué más da. En la casa se encontraban Sharon Tate, de 26 años, que estaba embarazada de ocho meses. Con ella, para hacerla compañía mientras su marido estaba de viaje, se encontraban sus amigos Abigail Folger, una joven de 25 años heredera de un industrial cafetalero; Voyteck Frykowski, de 37 años, amigo de la infancia de Polanski y novio de Folger; y Jay Sebring, el famoso peluquero de estrellas de Hollywood que era ex novio de Sharon Tate y contaba 35 años. En una cabaña cercana se encontraban el guardés, William Garretson, y su amigo Steven Parent, de 18 años, que había ido a hacerle una visita.

Cuando Parent salía en su coche se topó con los cuatro asesinos de la Familia, que le mataron de cuatro balazos. Linda Kasabian, disgustada por el asesinato de Parent, se negó a entrar y Watson le aconsejó que se quedase esperándoles en el coche. Después entraron en la casa, cortaron los cables del teléfono y ataron a Sharon Tate y sus invitados.

A la mañana siguiente, fue la señora de la limpieza quien descubrió los cuerpos. En el césped, sobre un charco de sangre, yacían muertos un hombre y una mujer (Frykowski y Folger) y a escasa distancia un tercer cadáver asomaba del interior de un coche (Parent). La asistenta, aterrorizada, echó a correr y llamó a la policía. La palabra “pigs” (cerdos), escrita con sangre en la puerta de entrada, dio la bienvenida a la policía. En el salón yacía muerta Sharon Tate tumbada en posición fetal y sólo cubierta por un sujetador y unas bragas. La joven tenía muchas puñaladas en el cuerpo y sobre su vientre, abultado por los ochos meses de embarazo, los asesinos habían grabado una X con un cuchillo. Alrededor del cuello tenía una cuerda que enlazaba con una quinta víctima (Sebring), un hombre mutilado, acuchillado, y con el cuerpo cubierto de equis que habían sido grabadas con un cuchillo. Se detuvo a Garretson, el guardés, que aseguró que había estado gran parte de la noche escuchando música a todo volumen y que no se había enterado de nada. Comprobada su coartada por medio del polígrafo, lo dejaron en libertad.

Pero la pesadilla aún no había acabado para los habitantes de Hollywood. El día siguiente, 10 de agosto, Frank Struthers, de 15 años, percibió algo raro en casa de su madre Rosemary LaBianca, de 36 años, y su padrastro Leno LaBianca, de 44 años, dueño de un lujoso supermercado en el elegante barrio de Los Feliz. Llamó a su hermana Susan, de 21 años, que llegó acompañada de su novio. Frank y el novio de Susan entraron sigilosamente en la casa para encontrar el cadáver de Leno LaBianca en el suelo del salón con la cabeza metida en una funda de almohada empapada en sangre. Tenía clavado un cuchillo de cocina en la garganta, el pijama hecho jirones, y de su vientre sobresalía un largo tenedor de dos púas. Los jóvenes salieron despavoridos y avisaron a la policía.

El cuerpo de Rosemary LaBianca fue encontrado poco después por la policía en su dormitorio. Yacía boca abajo en un charco de sangre, con el camisón rosa enrollado a la altura del cuello. La espalda, nalgas y piernas estaban sembradas de pinchazos y la cabeza cubierta por una funda de almohada. En la vivienda de los LaBianca encontraron tres pintadas cuya letra era muy parecida a las de la casa de Sharon Tate y en las que se leía: death to pigs (“muerte a los cerdos”), rise (“levantaos”) y helter skelter (“confusión y caos”).

La policía ya tenía en su poder a Bobby Beausoleil y a Mary Brunner, detenida por utilizar tarjetas de crédito robadas, pero aún habría tardado mucho en relacionar los crímenes si no se hubiese detenido a Susan Atkins relacionada con el asesinato de Hinman. Y no porque ésta quisiese testificar a cambio de un trato o algo parecido, sino porque Atkins contaba alegremente a todo aquel que quisiera oírle cómo había vivido en la Familia Manson y cómo había matado a varias personas. Incluso lamentaba que en casa de Sharon Tate no hubiesen tenido tiempo de arrancar los ojos de las víctimas y extirpar del vientre de la actriz a su hijo no nato. Denunciada por sus compañeras de celda, la policía pronto comenzó a unir las piezas del rompecabezas y así, el 12 de octubre de 1969, la policía detuvo a Manson junto a parte de la Familia en el rancho Baker.

El juicio duró año y medio y, aunque todos consideraban a Manson el diablo en persona, era cierto que no había matado a nadie con sus propias manos. Los juicios estuvieron salpicados constantemente por los seductores guiños que Manson, aún incomprensiblemente atractivo, lanzaba a las mujeres presentes en la sala; las insultantes risitas de Susan Atkins y los salmos que las chicas cantaban en latín para irritar al juez y a todos los asistentes. En marzo de 1971, Manson, Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Leslie van Houten fueron condenadas a muerte, al igual que Tex Watson y Bobby Beausoleil en un juicio paralelo. Cuando en 1972 California abolió la pena de muerte, se les conmutó la condena por la de cadena perpetua, que aún cumplen. Aunque muchos se arrepintieron en lo que parece un acto sincero, como Leslie van Houten o Tex Watson, ninguno ha conseguido nunca la ansiada libertad condicional.

A pesar de llevar casi 36 años entre rejas, desde la cárcel ha editado libros, discos y se dedica a contestar a los miles de mails que muchos seguidores de los que aún tiene en el mundo le envían a diario. (Uno se sorprende de la cantidad de retrasados y de mala gente que aún está libre por el mundo). Se tatuó una esvástica en la frente para coronar su faceta de “chico malo” y sigue dejándose crecer la larga barba que tenía en sus años de hippy. De su familia, se sabe que su abuela, que aún vivía, y sus tíos, no quisieron saber nada de él. Su madre le visitaba de vez en cuando en la cárcel hasta que murió en 1978, a los 60 años. De sus ex mujeres y sus hijos no sé nada, sólo que el mayor, Charles Milles Manson Jr., era un hombre desequilibrado que acabó suicidándose en 1993. ¿Quizás herencia genética? Lo del desequilibrio es posible, pero no las tendencias suicidas, porque Manson sigue proclamando su “inocencia” al afirmar que él no mató a nadie y periódicamente pide la libertad condicional, probablemente a modo de burla, pues sabe que jamás se la concederán. Ahora tiene 72 años y ninguna esperanza de recobrar la libertad jamás. Así, yo espero que lo que quede de su miserable vida sea en la cárcel, tan lejos como sea posible de aquel mundo al que dejó estupefacto y al que hizo tanto daño.
Foto de la izquierda: Charles Manson durante su cautiverio.
Foto de la derecha: Sharon Tate poco antes de su muerte.

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